NOSOTRAS

Historia

Casa para la vida Amupakin es un espacio fundado por el sueño e impulso de María Antonia Shiguango, quien guiada por las enseñanzas de sus padres, tuvo la visión de reivindicar los saberes ancestrales indígenas y crear un espacio donde las parteras kichwas pudieran ejercer sus conocimientos y recibir un salario digno a cambio. Su lucha inició hace más de 30 años, tiempo en el que se dedicó a reclutar y formar parteras y curanderas para juntas aplicar a financiamientos y construir lo que hoy conforma nuestro hospital ancestral. 

Desde 1998, año en el que la asociaciónse legitimizó, nos dedicamos a preservar y fortalecer los conocimientos ancestrales en salud y cultura; mejorar la cobertura de salud materna e infantil de la población urbana y rural; y desarrollar servicios de salud desde la medicina natural. 

Solo ejerciendo nuestros dones, vive el conocimiento de nuestros ancestros y, junto a ellos, el respeto por los amos de la naturaleza. Creemos que la visión del pueblo Kichwa Amazónico es un conocimiento valioso que debe rescatarse del olvido como una forma de alcanzar el Sumak Kawsay, noción de bienestar y equilibrio entre el hombre y todo lo que le rodea.

La medicina ancestral Kichwa

La historia de Amupakin es una historia de lucha por el reconocimiento de una verdadera salud intercultural en la Provincia del Napo. Tenemos la convicción de que abrir la puerta hacia otras formas de entender la salud es vital para encontrar más posibilidades ante el extractivismo, además de permitir la autonomía de hombres y mujeres en nuestros territorios. 

En la medicina ancestral del pueblo Kichwa, el contacto con la naturaleza mediante el trabajo en la chakra permite el acceso al poder de sanar. Este conocimiento solo puede ser develado en el mundo espiritual y a través de la transmisión de dones o pajus, que se da de generación en generación.

LOS ELEMENTOS DE LA SANACIÓN

PAJUS

Los dones para curar. Poderes transmitidos de generación en generación que han madurado con los años y con dietas. Sin ellos no hay curación.

AMUS

Los dueños de las plantas. Cada una tiene un espíritu que la protege y al cual hay que pedir permiso para sanar.

DIETAS

Al pasar por una sanación, debes comprometerte a cumplir con las indicaciones. Las achimamas darán una dieta de comida o de acciones que se deberá cumplir.

prendas

El intercambio o pago por la salud. Ya sea en productos o en dinero, entregar algo a cambio de la sanación es indispensable o el mal atacará a la curandera.

Las mamas parteras

Empecé a atender partos a los 20 años. Yo nací en Archidona. Cuando era niña mi mami atendía partos pero no me dejaba ver porque era muy pequeña. Más adelante fui a vivir a Awayacu junto a María Antonia Shiguango (fundadora de Amupakin) y ella en 6 meses me enseñó un montón. Los dones que poseo son de mis abuelas. Las dos acomodaban bebés en casa y también de mi vecino. Ellos me decían que debía aprender a curar y me regalaron sus dones con mucha fe. Una vez que tienes los dones debes esperar, hacer dieta y así podrás empezar a curar. Pero demora mínimo un año. Cuando curo yo pongo fe en las plantas, porque es el amo de la planta el que está curando. Así he podido curar cálculos, gastritis, cáncer, anemia, epilepsia y otros males.

Nací en Puerto Napo. Desde niña tenía mucha curiosidad por las curaciones y la partería, pero mi abuela que era partera no me dejaba ver. Entonces yo me escondía para poder mirar. Hasta que un día ella me dijo que sí sentía curiosidad era porque debía aprender y me empezó a enseñar. Luego, más grande, me enteré de que había una asociación de parteras y quise venir a aprender con ellas. Así me uní a AMUPAKIN. Yo quería aprender todo y fui obediente con todo lo que las mamas de ese momento me decían. Además también llevé cursos de enfermería porque quería estar preparada ante cualquier complicación. Aún así, las técnicas que usó para atender son tradicionales, me ayudó con el tacto para medir la temperatura. Las manos son mi principal instrumento.

Aprendí de partería desde los 8 años con mi tía y mi abuela que también eran parteras. Además mi papá es shaman y mi abuelo también. Yo desde chica estaba atrás de ellas porque quería aprender y ellas me decían que no, que me iba a enfermar hasta que un día aceptaron enseñarme. Primero me dieron una bebida para que yo pueda botar todo lo malo y empezar a aprender. Ese día me mareé mucho, boté todo. A partir de ahí empecé a aprender. Me gusta venir a Amupakin a atender a las personas pero a veces no viene gente y ya me siento desanimada. Quisiera que esto cambie y que puedan valorar nuestro conocimiento y nuestra cultura.

Mi mamá fue quien ideó este proyecto para atender partos verticales. Ella siempre me llevaba para que yo hable en español porque ella no entendía mucho. Desde los años 90 estuve acompañándola para conseguir fondos. A mí al principio no me gustó ser partera. Más lo hacía por ayudar a mi mamá, pero un día tuve que atender el parto de mi hermana y entonces ya me gustó. En estos años he visto mucha violencia de parto en los hospitales y mucha discriminación a las mamas por ser indígenas. Desde pequeña he sido bastante contestataria entonces siempre estuve yendo y viniendo de distintos trabajos para apoyar aquí, hasta el 2006, que asumí como secretaria. En el 2010 ya vine definitivamente a defender a la asociación. Poco a poco hemos ido avanzando aunque las socias han ido abandonando porque no hay apoyo económico pero seguimos teniendo el sueño de enfocarnos en la salud ancestral para todas las comunidades.

Yo nací lejos, en el monte virgen. Al mes me trajeron a Archidona para hacerme bautizar. Mi abuelita me enseñó a curar cuando era chiquita, cuando vienen enfermos ella me enseñó las hojas de medicina para usar. Cuando llegó una enferma, me dijo que me daría paju y ahí me enseñó. Con eso yo ya conocí y me quedé con el poder de mi abuelita, que era achimama. A los 20 años viajé a Coca. Ahí viví 7 años. Allá hubo un yachak. Con él aprendí más de curaciones. Nosotras primero vemos la enfermedad y con eso sabemos qué planta usar. Usamos distintas medicinas para cada mal. Como yo sabía curar, venían muchas personas a verme con enfermedades muy graves, muy feas. Hasta ahora vienen de todos los lugares. En Amupakin yo estuve desde los inicios, Mama Antonia me buscó porque yo era buena y así empezamos a buscar más mujeres, para salvar nuestro conocimiento.

Nací en la comunidad de Poroto donde vivía mi mamá. Es monte ese, adentro queda. Cuando tenía 12 años, mi abuelo era shaman y partero, entonces como yo era la primera nieta, me quería mucho y sabía llevarme donde tomaba ayahuasca. Por curiosidad yo siempre veía y de ahí empecé a aprender poco a poco. Él me llamaba y me enseñaba cómo acomodar al bebé, ahí me dieron los dones. Me dio de todo, para curar y para sembrar plátano, yuca, maíz. Ahí mismo van todos los pajus o dones. Para curar tengo de algunas enfermedades también. He curado a mi papá porque él no confía en el subcentro de salud. También a otras personas he podido curar con plantas medicinales. Maruja Shihuango y su marido me invitaron a un taller aquí en Amupakin. Ellos me invitaron a afiliarme en el año 2001. Ahí entré como aspirante y luego ya fui socia. En mi comunidad yo también atiendo. Me llaman cuando los wawas están con mal viento o alguna enfermedad. Mi abuelo mismo me dio todos esos dones, con eso yo limpio y todos han sanado.

CERTIFICACIONES Y RECONOCIMIENTOS

2016
  • Condecoración Jumandy al mérito cultural y patrimonial
2020
  • Reconocimiento al mérito ciudadano
  • Reconocimiento a la trayectoria en el ámbito a la Medicina Ancestral otorgado por el GAD Archidona
  • Reconocimiento a la salvaguardia Artístico y cultural de la provincia de Napo Génesis y Cosmovisión Napuruna
2021
  • Reconocimiento al mérito ciudadano

aliados